Augusto agradeció al chiquillo y lo despachó hacia la cocina, para que ayudara a poner la mesa de la cena comunal que compartían en el orfanato. El objeto que le había entregado era un rectángulo metálico, casi un recorte de metal pulido. Mientras se preguntaba qué sería y que enigma encerraba su aparición en el convento, una cara se iluminó revelando una pantalla negra, en la cual se dibujaron letras verdes. Un mensaje.
Durante todo el viaje en tren hacia la mediterránea ciudad de Valencia, no podía dejar de jugar con el rectángulo metálico que llevaba en el bolsillo. Era frío y pulido; y en realidad no estaba dirigido a él sino a Fritz, pero lo convertía en protagonista de una aventura de esas que solo se leen en páginas satinadas de la DC o Marvel. En el rectángulo, había aparecido un mensaje:
"Este jueves, en la antigua sede del Equipo Europa, se te presenta una oportunidad única. A las 20hs, puntual. No te arrepentirás de ir."
"¡Dinero!", intentó cambiar de tema. Y en un diestro movimiento produjo de un bolsillo en su saco dos billeteras. El mismo tipo de movimiento que se las había conseguido, y que años de practica hacían que robar fuera fácil. "Con 32.74 euros puedo comer toda la semana!", se dijo apretando el dinero en su puño derecho, una sonrisa en la cara. Y una vez más recordó el pequeño rectángulo metálico…
"¿Quién me daría algo así?" Ninguna explicación que se le ocurría tenia sentido. "¿Por que no dármelo cuando estaba despierto?" Lo cierto es que la Cuca no había podido descifrar ni una palabra del mensaje que aparecía en una de las caras del objeto, y dos días después, ese pedazo de lata le había conseguido nada más y nada menos que una bicicleta. "Que bonita bicicleta. ¿Quien habrá sido capaz de robarle a un vagabundo?"
Con el cambio de ánimo, la pizza olvidada y la nostalgia de un paseo nocturno sobre ruedas, el ruido de Valencia volvió a su cabeza. Y con el ruido un escalofrió. Cucarachón se movió como por instinto, el dinero cayendo de su mano en virtud de ganar fracciones de un segundo. "¡Fuera del callejón!", algo dentro de si le dijo. Mientras corría, y antes de llegar a la boca del callejón escucho el agudo grito de una mujer. Un grito paralizante, y una imagen clara. Un niño, no más de ocho años, cruzaba la avenida corriendo mientras un micro se dirigía hacia él a gran velocidad.
Sin parar, Cucarachón corrió hacia el niño. Todo en un segundo, la Cuca cruzo los 20 metros que lo separaban del pequeño y consiguió empujarlo hacia la vereda al mismo tiempo que el frente del micro hizo contacto con su cuerpo. Cinco segundos de silencio, todo lo que necesitaba. Cinco segundos para recuperar la visión y un par de segundos más para pararse. El micro a diez metros de distancia, tenía enganchado en su frente su saco. Su sombrero no estaba a la vista por ningún lugar, y su ropa pegada al cuerpo se sentía mojada. El dolor se esparcía por sus brazos y su pierna izquierda, "hora de irme".
"¡El monstruo! ¡El monstruo trato de matar al chaval!" Un ultimo pensamiento, "no otra vez…"
La base de operaciones del legendario Equipo Europa, o lo que queda de ella, está localizada en una pequeña isla apenas 9kms de la costa de la ciudad española de Valencia. La isla, poco más que un páramo desértico, parece contener tan solo una chata estructura de granito y concreto, con una cúpula de acero y vidrio resplandeciente al sol.
Lo que el turista no puede ver, sin embargo, son los 5 niveles subterráneos, cada uno abarcando mucha más área que la que se observa en la superficie.
Billy, El Cardenal, Flicker, the Crusher y Saturno llegaron casi al mismo tiempo a la isla, siguiendo las instrucciones del dispositivo que habían recibido. Luego de presentarse, y sin darles tiempo de comenzar a conocerse, la puerta de entrada del complejo se abrió y un pasillo se iluminó, guiándolos hacia los pisos inferiores. Al bajar por él, los 5 superhéroes, aunque probado su valor en combate, no pudieron evitar sentir un escalofrío: varios de los mejores hombres y mujeres del continente habían vivido, luchado y muerto según lo que se decidía entre esas paredes.
Al final del pasillo, con las luces extinguiéndose detrás de ellos, llegaron por fin a una gran habitación circular. En ella había una mesa oval, con diez butacas; numerosas pantallas y sistemas de comunicaciones tapizaban las paredes, pero en todas ellas podía verse el logo del Equipo Europa: dos E mayúsculas enfrentadas en un campo de estrellas.
El bunker de reunión que alguna vez habían pisado héroes como Lightspeed o el Dr Mayhem ahora parecía pequeño por la presencia de un hombre, al cual todos reconocieron como Reactor, que se paseaba nervioso en la cabecera de la mesa. Reactor, un masivo hombre de 2,5 metros de altura, negro como el azabache y conocidísimo superhéroe mediático, aparentemente era parte de esto también. Sentado cerca de él, desarmando una laptop en incontables pequeñas piezas, había un hombre de aspecto nórdico, pero completamente albino. Sus ojos estaban ocultos detrás de un par de anteojos negros, pero la palidez de su piel y cabellos contrastaba frente al sucio y gastado mameluco que vestía.
Frente al albino, otro hombretón, de aspecto rudo y rasgos algo toscos, arrojaba al aire para luego recoger antes que golpeara la mesa, un rectángulo metálico idéntico al que ellos llevaban. Al entrar los 5, les dirigió una sonrisa expectante, con algo de muchacho inquieto, y dijo, con marcado acento español: "¿Ahora estamos todos? ¡No veo la hora de que me expliquen que coño hago aquí!"
"Bienvenidos," dijo Reactor señalándoles los asientos vacíos. "Mi nombre es Reactor; el impaciente reconoce como propio el nombre de Runa, y este hombre a mi derecha es Thor, también conocido como Mr. Miracle."
"Están hoy aquí porque se les ha pedido honrar el nombre del Equipo Europa. Porque son lo mejor que nuestro continente tiene para ofrecer... pero no debería hacer yo esta introducción. Permítanme presentarles al señor Toledo." Detrás de él, la mayor pantalla en la cabecera de la mesa reemplazó el logo por la imagen de un hombre de mediana edad, rubio de pelo largo recogido en una cola, con cuidada barba candado y delicados anteojos sin marco.
"Les repito la bienvenida, y les pido perdón por la cripticidad del mensaje. Mi nombre es Juan Toledo." Juan Toledo, como uds saben, es un multimillonario dueño de -se dice- casi todas las empresas europeas relacionadas directa o indirectamente con el desarrollo militar del continente.
"Los he reunido aquí porque Europa necesita de sus superhéroes. Hace ya 3 años que no existe el Equipo Europa, y a pesar de los esfuerzos de otros grupos metahumanos, nadie ha sido capaz de levantar su bandera. Esto debe remediarse."
"Los servicios de inteligencia los han seleccionado de casi un millar de metahumanos como los mejores, los más capaces; aquellos con los cuales se puede contar. Solo les falta una organización, una estructura; una oferta. Les ofrezco trabajar independientemente; aunque financiados por la Fundación Toledo, tomarán sus propias decisiones. También contarán con una asignación mensual, para que no se preocupen por el trabajo diario."
"Pero más importante que lo que yo pueda decirles, es lo que ustedes puedan preguntarme. Mi intención es convencerlos de que pertenecen al Equipo Europa... "
Así comenzó la primera aventura del Equipo Europa. A pesar de que era nuestra primera experiencia en esto de rolear "escribiendo", logramos hacer bonitos posts, quedando un nº 1 más largo de lo esperado.